No os voy a preguntar si os ha tocado la lotería, porque sé la respuesta: Ni en un millón de año.
Y si lo tengo tan claro es porque El Gordo de Navidad nunca, NUNCA, jamás toca.
¿Que por qué estoy tan segura?
En primer lugar, porque estadisticamente es Improblable. Aunque aquí entra la Paradoja de la probabilidad de lo improbable de Luhmann y puede cambiar el porcentaje de posibilidades, pero en bruto, así a lo simple, es IMPROBABLE.
Dejemos a un lado los cálculos estadísticos, las probabilidades y todas las teorías y vayamos a la práctica, porque el movimiento se demuestra andando.
Aquí está el segundo motivo por el que sé que el Gordo nunca toca, y es porque no conozco a nadie que le haya tocado.
Y nadie es NADIE.
Que sí, que salen en la tele, con el cava, gritando, llorando, con unas pancartas del copón... A los dos minutos de haber cantado los críos el número.
Venga-ya.
O sea, que la gente se va a la administración del barrio a ver el sorteo, como si no tuvieran otra cosa que hacer. Ya se han imprimido tamaño gigante unos carteles con el número y el premio que ha tocado, como si cualquiera tuviera en su casa una fotocopiadora tamaño gigante.
Claro.
Y luego te sale el abuelo de turno, que dice: Esto es para tapar agujeros.
Qué hostia tiene. Yo lo que quiero es tapar la hipoteca y pegarme la vida padre.
Hay una leyenda urbana que dice que a los que les toca la lotería nunca dicen nada por miedo a que les salgan "amigos" hasta debajo de las piedras.
¡MENTIRA!
Con lo que nos gusta ir presumiendo de lo bien que nos van las cosas y de la suerte que tenemos, nos toca la Lotería y tardamos en salir corriendo a la calle a decírselo a todo Dios, sobre todo al vecino del tercero, que es un gilipollas de cuidado.
Si todo es verdad, ¿por qué seguimos comprando año tras año?
Por la esperanza.
¡MENTIRA OTRA VEZ!
Este año han subido las ventas un 5% con respecto al año anterior. Si tenemos en cuenta que la crisis es mayor, y por lo tanto la tasa de desempleo, ese 5% se convierte en un 7.8% real.
Y todo por una campaña de Marketing muy bien elaborada.
El premio es compartir.
Y hale, todos a llorar a moco tendido, a comprar para compartir, para salvar cual camarero televisivo al doncel en apuros, convirtiéndonos en heroes de nuestra propia novela...
Venga-ya.
Eso en la ficción está muy bien, pero en la vida real...
Como dice mi amiga, el anuncio hace aguas por todas partes:
Pero claro, mucho mejor esto, tan entrañable y emotivo como la ocasión lo manda, que el del año pasado, el del concierto de los horrores o la abominación hecha canción.
Son muchos años comprando, de hecho por norma general me gasto un pastón, y en todo este tiempo, cuando me he cruzado con alguien después del sorteo, jamás le he preguntado si le ha tocado la Lotería.
La pregunta correcta es:
¿Qué? ¿Te ha tocado "algo"?
Y ese "algo" es la prueba de que, en el fondo, sabemos que nunca, NUNCA, jamás nos va a tocar el Gordo.
¿Que por qué me sigo tragando el sorteo? ¿Que por qué lloro como una pava cuando los niños gritan eso de: ¡CUATRO MILLONEEESSSS D'EUUUROOSSS!?
Porque para mi la Navidad comienza el 22. No antes, ni después, sino el 22 a las 9 de la mañana, cuando los niños comienza con sus miiiiil euuuuuros y ya no paran hasta las dos.
Porque sí, traen esperanza, sueños, ilusiones y alegrías.
Pero sobre todo, TRADICIÓN.
Y contra esa yo no puedo luchar...
Y tú, ¿conoces a alguien que le haya tocado el Gordo?
Un, dos, tres, responda otra vez.
PD: A todo esto, ¿Os ha tocado "algo"?
Pues no, ná de ná... Ya sabes, eso sí, hoy es el día de la salud, jajajajaja!!
ResponderEliminarLo más, creo que 100 euros, y de hecho creo que el premio era en pesetas, así que mejor no te digo nada....
ResponderEliminarBesitos y feliz Navidad !